RIO DE JANEIRO.- Brasil registró el año pasado 57.341 asesinatos, con una caída del 10,4 % frente al récord de 64.021 muertes violentas en 2017 y que constituye la primera reducción del indicador en los últimos tres años, según un informe divulgado este martes por el Fórum Brasileño de Seguridad Pública.
Las cifras indican que la tasa de muertes violentas en Brasil cayó desde 30,8 por cada 100.000 habitantes en 2017 hasta 27,5 por cada 100.000 habitantes en 2018, aún una de las mayores del mundo.
El número de “muertes violentas con intención” el año pasado en Brasil se aproximó al de 2015 (58.459) y su reducción supone el fin de una tendencia de crecimiento que se registraba desde 2011, cuando se contabilizaron 47.215 asesinatos, según la decimotercera edición del Anuario Brasileño de Seguridad Pública.
La cifra incluye tanto homicidios dolosos como latrocinios y lesiones corporales seguidas de muerte y es calculada anualmente por el Fórum Brasileño de Seguridad Pública, una organización no gubernamental, a partir de datos oficiales de las secretarías regionales de Seguridad Pública y del estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE).
Pese a la reducción en general del número de muertes violentas en Brasil el año pasado, en algunos estados se registró un crecimiento, como en Amapá, Roraima, Tocantins y Pará, en donde la violencia ha crecido debido a la expansión a esas regiones del norte del país de la guerra entre organizaciones criminales rivales que estaba concentrada en los estados más habitados, como San Pablo y Río de Janeiro, en el sudeste.
Los cuatro estados en que crecieron los homicidios registraron el año pasado violentas rebeliones en sus presidios por enfrentamientos entre bandas rivales y que terminaron en matanzas.
En el amazónico estado de Amapá el número de muertes violentas saltó desde 26 en 2011 hasta 434 en 2017 y 480 en 2018, una variación del 1.423 %, lo que elevó la tasa de muertes a 57,9 por cada 100.000 habitantes, una de las mayores del país.
Por su parte, en San Pablo, el estado más habitado del país, el número de homicidios cayó desde 4.831 en 2017 hasta 4.315 en 2018, su menor nivel desde 2011 y que permitió que la tasa de homicidios se ubicara en 10,7 por cada 100.000 habitantes.
En Río de Janeiro, el tercer estado más poblado, el número de asesinatos cayó desde 6.749 en 2017 a 6.714 en 2018, pero la tasa aún continúa elevada, con 39,1 muertes violentas por cada 100.000 habitantes.
En 2011 la tasa de muertes violentas en Río de Janeiro era de 25,8 por cada 100.000 habitantes.
Los estados con menores tasas de asesinatos por 100.000 habitantes el año pasado fueron San Pablo (9,5), Santa Catarina (13,3) y Minas Gerais (15,5), este último el segundo más poblado del país.
Las mayores, por su parte, fueron las de los estados de Roraima (66,6), Amapá (57,9) y Río Grande do Norte (55,4), en las regiones norte y nordeste de Brasil.
Para la directora ejecutiva del Fórum, Samira Bueno, la reducción puede ser explicada inicialmente por las políticas de seguridad adoptadas por algunos de los estados para combatir la criminalidad.
Pero Bueno aclara que una de las explicaciones también es una menor tensión en la guerra entre el Comando Vermelho (Rojo) y el Primer Comando de la Capital (PCC), las dos mayores organizaciones criminales del país y que extendieron su disputa a todo el país.
Las dos mafias, la primera nacida en Río de Janeiro y la segunda en las prisiones de San Pablo, iniciaron una guerra en 2016 que llegó a su ápice en 2017, cuando se registraron numerosas matanzas, principalmente carcelarias, en las regiones norte y noreste de Brasil.
Según estadísticas del Ministerio de Justicia, la reducción del número de homicidios del año pasado se mantuvo en el primer semestre de 2019 (-22 %) debido a las políticas de seguridad más rígidas impulsadas por el ultraderechista Jair Bolsonaro, que asumió la Presidencia de Brasil el 1 de enero y defiende una acción más ostentosa de la Policía en el combate al crimen.
Pese a la reducción de las muertes violentas, el número de civiles muertos por policías subió desde 5.179 en 2017 hasta el récord de 6.220 el año pasado.
Eso significa que al menos 1 de cada 10 muertes violentas en Brasil es causada por policías. Pese a que San Pablo es el estado con menor tasa de asesinatos, se trata del que más registra el mayor porcentaje de muertes en operaciones policiales, con casi el 20 % del total.
Río de Janeiro registró casi una cuarta parte de todas las muertes causadas por la Policía el año pasado, con 1.534 casos, debido a que, por el crecimiento de la violencia, el Gobierno decretó una intervención que permitió que los militares participaran en operaciones de combate al crimen.
Un perfil de las víctimas de la violencia policial en Brasil indica que la mayoría es negra (75,4 %), tan sólo concluyó estudios primarios (81,5 %) y tiene entre 18 y 29 años (68,2 %).